Un paseo para abrir el apetito

Jeremiah por fin ha dejado la maleta en su cuarto, donde debe estar, aunque todavía no ha tenido el valor de deshacerla. Lo cierto es que no tiene muchas ganas... Prefiere primero conocer un poco más del lugar y de lo que allí puede haber. Por suerte ya se topó con uno de sus compañeros y desea fervientemente que el resto de muchachos sean tan divertidos y traviesos como Marius. Por cuestiones de azar, entra en el comedor. Se le ha abierto el apetito nada más ver el lugar...
-Uh... Si hay algo bueno en esta institución, debe ser la comida.

Eran sus primeros dias y no deseaba faltar a ninguna norma.. mu por el contrario. Queria ayudar en todo los posible. Se ofresió como voluntario en los jardines, para ayudar a regar las plantas; en la biblioteca, para ordenar libros; y en las cocinas... donde ahora ayudaba a acomodar las mesas y cosas para la cena que ya estaba proxima a ser.

Cargando la charola con algunas cestas de pan, iba colocandolas en los centros de las mesas largas... hasta que vio a un joven, mayor que él, entrar al comedor.

- Buenas noches, sempai - sabia que era mayor, pues en las clases que ya llevaba... no lo habia visto en ninguna, asi que dedujo que no era de su curso.- necesita algo? -

Le sorprende ver a Abel comportándose de un modo tan servicial. Se apoya en una pared y cruza los brazos siguiéndolo con la mirada varios segundos. Tal vez éste sea uno de los chicos de cursos inferiores a los que está bien molestar y hostigar... Pero claro, él no es un matón... ni siquiera un abusón. Si no tiene muy buenas y coeherentes razones, no es partidario de usar la violencia.
-¿Sempai? Me llamo Jeremiah.... ¿A qué hora se cena aquí?.-Enarca las cejas.-¿Hacen buena comida?-Sus rasgos son tan aniñados que fácilmente podría confundirse con un muchacho de la edad de Abel. Se aparta el dorado cabello de los ojos para poder mirarle mejor. Una pequeña sonrisa casi irónica está presente en sus labios.

Se quedó mirando unos instantes a la otra persona y dejó la ultima canasta de pan sobre la mesa.- Hai, la comida de aqui es muy buena, los cocineros se esfuerzan mucho -
Siempre y cuando, hubiese pan en la mesa... cualquier comida siempre era buena. Pues se llevaba a cabo con el arduo trabajo de los cocineros, que desde temprano preparaban las enormes caserolas de estofado tanto para los Mentores como para los Seminaristas.

- uhm... pues ya no ha de tardar en empezar la cena... si gusta puede ir acomodandose Jeremiah-san... -Sonrio nuevamente, apesar de que el chico pareciera de su edad... no podía dejar de hablarle con sumo respeto.

-Bueno, qué vas a decir tú, ¿no?-Sonríe ladeando la cabeza.-Es como preguntarle a un autor qué le parece su obra.-Se encoge de hombros y a continuación se despega de la pared para acercarse un poco más a Abel. Por suerte, es unos centímetros más alto.-Me llamo Jeremiah a secas, mi nombre no tiene terminaciones. Por cierto, no me has dicho el tuyo.-Coge un trozo de pan, hambriento. Esté como esté le va a resultar un pequeño manjar.

La forma de hablar de aquel chico le intimidaba un poco... para ser honestos... bastante, pero intento no aparentarlo, ser fuerte y mantener el rostro alto.

- Lo siento, Jeremiah... - miró como el mayor tomaba el pan y lo llevaba a su boca. - Mi nombre es Abel... Abel Vidal... sem... Jeremiah, si gusta cenar, puede tomar asiento mientras llegan los demás... no esta bien comer antes que nuestros compañeros y Mentores... -

Resopla y pone los ojos en blanco mientras mastica un trozo de pan. Tanta correción le hiere. Bueno, no es tan exagerado, pero casi.
-¡Oh, venga ya, Abel! Es sólo un poco de pan, ¿crees que a Dios quiere que mi estómago esté sufriendo porque los otros no vienen al comedor? Por supuesto que no, Dios es benevolente y quiere que coma si tengo hambre. Si no, lo hubiera impedido, ¿no crees?-Da otro mordisco y le ofrece.-Anda, toma un poco...

- No... es muy amable de su parte ofreserme... pero yo deseo esperar a mis Mentores y a mis compañeros... - dijo seguro de sus palabras mientras daba un paso hacia atras, siendo amable, pues lo ultimo que deseaba era ser grosero.

-Pues vaya. A saber cuánto tardan en venir.-Le da otro codicioso mordisco al pan, acabando con el mismo.-Oh, sabe a gloria.-Bromea jugando con el sentido de esa palabra celestial.-¿Qué refrescos sirven aquí? Tengo algo de sed.-Se rasca la cabeza.

Aquel chico no parecia entender lo importante que era convivir con sus Mentores y Sus compañeros en aquel lugar, que seria su hogar durante algunos años.
Suspiro algo agobiado por el comentario y dijo tranquilamente - le traere agua para la sed - dicho eso comenzó a caminar hacia las cosinas.

No es que no sienta respeto por sus compañeros y los mentores, es, secillamente, que está hambriento. Acaba de llegar hoy no ha comido nada desde el desayuno.
-Abel, no seas tan... perfeccionista, que Dios te va a querer igual, ¿eh?-Bromea. Luego se le borra la sonrisita.-Espera, ¿has dicho agua?-Se apresura a seguirle y le pone una mano en el hombro para pararle.-¿No hay... cola? ¿no hay REFRESCOS normales?.-Al borde de un ataque de nervios.

Siente el regreso del mayor y voltea a verle, escuchando las preguntas.- pues... no. Hay aguas naturales de frutas... - dijo con una sonrisa, pues a él le gustaban mucho, sobre todo la de fresa.
Salio de aquel pensamiento mientras miraba al Jeremiah.
No era perfeccionista, ni trataba de serlo solo para estar bien con su señor... era para estar bien con si mismo y con lo que él creia correcto.
Y asi, el estuviera muriendo de hambre, abel, no comería nada hasta no estar sentado a la mesa con los demás, pues esos eran sus principios. - gusta que le traiga agua de alguna fruta en especial, hay de muchos sabores -

-¿Pero qué demonios es este lugar?.-Casi le asoma una lágrima por uno de sus oscuros ojos.-¿Cómo es posible que no hayan refrescos con gas? ¿Acaso no consideran la COCA-COLA digna bebida de Dios?...-Baja la mano del hombro de Abel, tremendamente triste.-Yo... Da igual, traéme lo que quieras... Esto es tan terrible. ¿Con quién tengo que hablar para que me traigan cocacola, eh?

No pudo evitar reir un poco, estaba mal, pero aquello le habai causado algo de gracia... aquella expresión.
- Ie Jeremiah... - dijo tranquilo, mientras le sonreia - no debe de pedir más de lo que se le da o puede sar, eso esta mal... tenemos que agradecer por lo que se nos da, por que sabemos que nos lo dan con nobleza y con cariño, depositado en el tiempo y esfuerzo que les tomó preprarar las aguas.. le traer algo de agua de fresa, creo que le gustara -

Espera a que le traiga el vaso de agua y cuando ya lo tiene en sus manos, bebe un trago largo para aliviarse la garganta.
-Es una lástima que no haya cocacola.-Suspira. Sigue apenado por eso.-En serio... -Le queda un poco de agua en el fondo del vaso, unas gotas nada más. Mira el interior, luego a Abel, sonríe, y...-¡Mojado!-Le tira lo que le queda de agua, en broma, por supuesto.

Por intantes queda algo serio al escuchar que el mayor aun sigue inconforme... Luego la sorpresa se apodera de su rostro al sentir alunas gotas de aquel liquido, que para su gusto es delisioso, sobre sus mejillas, las cuales se sonrojan.- y... a que vino eso? -
Secó las escasas gotas, no estaba molesto pero si algo confuso con el repentino movimiento de Jaremiah.
Si antes creia que no podria entenderle, por su dificil caracter, ahora lo confirmaba.

Tuerce el gesto en una mueca desconcertada. Pensó que le iba a hacer gracia...
-Sólo era una broma, para distender los ánimos. Pareces un poco tenso...-Le saca la lengua y se sienta sobre una mesa. Sí, sabe que existen las sillas, pero prefiere sentarse ahí. Balancea las piernas.-No te has enfadado, ¿verdad, Abel? Oye... ¿Sabes qué tenemos en común y que creo que es lo único? Nuestros nombres son bíblicos, tú eres como el hermanito bueno y víctima y como el... profeta.

- No, no me he enojado - dijo sinceramente mientras miraba algo desaprovatoriamente aquel acto de su compañero. - Jeremiah... la mesa la compartimos y... oh... bueno si.- se interrumpio al escuchar las palabras de su mayor- Me agrada mi nombre, aunque yo siento que los señores describen mal al joven Abel.
El no fue victima, solo fue un siervo que le sirvio a nuestro señor para poder moestrar la fuerza de Caín, lastima que no fuese lo suficientemente fuerte para luchar contra el pecado... Abel y fue compenzado con un descanzo en paz... una victima no tendría aquello... Aparte del nombre, no creo parecerme ni un poco a mi señor Abel, el era noble, grato y sacrificado, aun me falta mucho por aprender para ser un buen humano de mi señor Dios... -Suspiro... aun faltaba tanto...

Se le queda mirando, alucinando, incrédulo... ¿Cómo es posible que haya alguien que piense de ese modo y todavía tenga la desfachatez de decirlo?
-Abel, ¿estás bien? ... No creo que sea muy sano pesar esas cosas... Si fueras un mentor, vale, pero siendo un chico...-Se encoge de hombros. Sigue sin bajarse de la mesa.-¿No estarás en una secta?-Bromea.

Un tenue sonrojo aparecio en sus mejillas mientras escuchaba el comentario, supuestamente, nada malisioso.- n..no... - dijo algo apenado, estaba mal? - para la fé no hay edad o ¿si?...

En cierto modo le conmueve la devoción de Abel. Le sonríe delicadamente y se apea de la mesa. Se arrepiente de haber sido tan borde con el chico.
-No, claro que no está mal... Eso es cosa tuya. Es una postura tan respetable como cualquier otra.-¿Por qué tendría que atacarle por creer en Dios? Mientras no se meta con él, no hay problema.-¿Necesitas ayuda con el comedor?

La actitud del mayor había cambiando en cuestion de minutos... incluso segundos.
Sonrio agradecido por la pregunta/oferta.
- No, ya he terminado de ponerla, supongo que ha sido la ventaja de venir temprano -
Comentó mientras acomodaba un poco el mantel, donde se habia sentado el otro.

Era agradable, apesar de aque aun sentía algo intimidado por él, debía de abmitir que comenzaba a disfrutar de la compañia de alguien... que no fuesen las figuras de los santos, de su señor Jesús en la cruz, de su señora María... en fin, era agradable convivir con otros.

-Bueno, eso de ventaja... Depende de cómo se mire, ¿no?-Eleva las manos y se encoge de hombros. El pelo le vuelve a caer por la cara tapándole los ojos.-Te preguntaría a qué dedicas tu tiempo libre, pero temo que respondas que el ocio en el camino del señor no está contemplado... Ah, por cierto, ¿conoces a Marius?

Rió un poco... siendo honestos, huebiera contestado algo muy parecido...
- Marius... - repitió intentando hacer memoria, más aquel nombre no le sonaba.- pues no. me parece que no. Algun amigo?, digo, lo siento, no es de mi incumbencia - sonrio y vio que algunos seminaristas comenzaban a llegar.
- ya proto podra cenar - dijo amablemente mirando a Jeremiah.

-Acabo de conocerlo. Es un chico que también estudia aquí, algo alocado, pero de muy buen fondo. No sé si os llevaríais bien... Aunque los dos sois buenos a vuestra manera.-Se encoge de hombros y mira hacia atrás. Cuando ve a los seminaristas su estómago emite un pequeño rugido de... ¡satisfacción!-Uy, qué vergüenza. Es que no lo tengo domesticado, je...-Se rasca la nuca con una simpática mueca.