Solo....un descanso..nada mas.

Cruza las piernas y apoya los codos en las mismas para poder mirarle desde una postura más o menos cómoda. También podría haber recurrido a usar un árbol para recargar la espalda... Presta atención a aquello que le cuenta Joshua.
-Bueno, es cierto... Todos somos humanos, profesor. Y, si Dios es tal y como lo pintan, no tendrá problema alguno en perdonarle si usted se arrepiente de verdad. Recuerde que una de sus principales caracterísitcas es su misericordia... Nos quiere, seamos buenos o malos.-No sabe si eso es cierto, no sabe si Dios está realmente ahí, pero es, supuestamente, lo que cuentan de él.-Por cierto, ¿qué pecados ha cometido usted?-Inquiere con morbosa curiosidad.

Su boca se abre formando una "o", sorprendido por la claridad con la que el mentor habla de su vida pasada de pecador.
-¿Pecados lujuriosos?-No le gusta mucho cómo suena eso.-Bueno, hay veces que uno no puede resistirse a la tentación de la carne, claro...-Aunque él no lo sabe por experiencia, la gente sencillamente le da igual. Por lo menos hasta ahora...-Tenía un amigo que se pasaba todo el día con mujeres. Bueno, casi todo, claro... De todas formas, profesor Fallbrook, no creo que aquí pueda pecar mucho de eso... No hay ninguna mujer. Por lo menos, yo no vi ninguna...-Agradece que sea tan abierto con él, aunque no sabe muy bien por qué.

Cuando Joshua le toca la barbilla, un escalofrío recorre su columna vertebral.
-Perdón, a veces se me queda cara de bobo...-Se excusa en un tono jocoso. Escucha lo siguiente y procede a dar su opinión.-Sí, era un buen amigo. Me contaba muchas cosas... Bueno, me enseñó casi todo lo malo que sé....-Obvia el tema de que acabará por estrenarse algún día. Lo ha pensado, pero cree que eso puede servirle como moneda de cambio. Ya se sabe que el fin justifica los medios...-Oh, bueno...-Al decir eso de las mujeres, centra la mirada en una de las raíces del árbol más cercano.-...Pero si no es con mujeres...-No se atreve a seguir con la frase. "No debería ser así."

Sonríe un poco cuando escucha lo de la buena influencia, aunque sea en tono irónico. Realmente lo fue, a pesar de que le enseñó cosas muy malas, también aprendió de ese amigo buenos y nobles valores, amén de muchas otras cosas útiles y no necesariamente malas. Al menos así piensa él...
-Bueno, si no es con mujeres... no sé.-Baja la mirada y se muerde el labio inferior.-...¿Con chicos?-La idea le produce esa risilla infantil, como cuando un niño pequeño se ríe de temas escatológicos.

Cuando el mentor le toma de la barbilla vuelve a sentir lo mismo de antes, aunque es capaz de continuar.
-Ya,-dice, con una sonrisa de autosuficiencia.- ¿pero pecar con chicos no está mal, prof...?-Ahora sí se calla al notar el pulgar de Joshua sobre sus labios. Las sensaciones que le sacuden en este momento son el doble de fuertes y vigorosas que las anteriores. ¡Algo que creía imposible! Es como si la mirada de Joshua le atravesara y pudiera penetrar en su interior, como si pudiera tener acceso a sus pensamientos...-¿profesor?-No aparta la mano de ahí, tan sorprendido que no sabe cómo debe reaccionar.

Mira atónito el comportamiento del profesor, quedándose momentáneamente sin aliento. Todo le da vueltas... Es como si le hubieran enganchado del estómago y lo hubieran lanzado por un abismal precipicio. Bueno, no está seguro de que sea esa sensación exactamente, porque nunca le ha pasado algo así, pero... uno se tiene que sentir más o menos así. Tiene tan cerca su cara que sus respiraciones pueden entremezclarse prácticamente; y eso lo pone nervioso, muy nervioso. Cuando el profesor regresa a su postura original, presupone que va a sentir alivio, sin embargo, nada más lejos...
-Yo... Bueno, pecar es pecar...-No se le ocurre decir nada más inteligente, turbado como está, casi no es dueño de sus pensamientos.-...Yo no sé de eso, pero de mujeres sí.-No sabe por qué lo dice. Si realmente fuera así, no tendría necesidad de anunciarlo. En cierto modo, tú y yo sabemos que no es así, ¿verdad? Parece que su subconsciente se divierte con esta situación...

Parece que te ha pillado... se escuca pensar. Jeremiah enrojece y pretende balbucear unas palabras, pero antes debe serenarse para poder continuar.
-Touché, profesor.-Sonríe con toda la naturalidad que puede, pues quiere aparentar control y normalidad.-No, lo decía porque... uh... Porque creía que era un comentario oportuno, ¿sabe?-Desvía la vista y baja un poco la cabeza.-No por nada en especial...-Para cuando la levanta, unos mechones áureos se cruzan en su mirada.-Pero supongo que eso no tiene trascendencia, ¿verdad? Al fin y al cabo, todo se resume en pecados...-Dentro de él, su corazón sigue latiendo con una fuerza dolorosa y sus nervios siguen dispuestos a captar cualquier estímulo del exterior.

Posiblemente haya hecho algo que molestara al profesor y por eso se retira.
-Oh, claro, supongo que usted es un hombre muy ocupado...-Al ponerse en pie, todo su pelo vuelve a desbaratarse, haciendo que el trabajo de Joshua por ordenarlos fuera inane.-Sucede constantemente.-Se excusa.-Mi pelo es como yo; rebelde por naturaleza.-Esboza una pequeña sonrisa aunque no le hace ninguna gracia que el profesor se marche. Inexplicablemente, estaba tan bien con él, tan a gusto... Es como esa sensación que te embriaga al despertarte en un día de invierno; el mundo está congelado, pasando frío, pero tú estás acostado en tu cama tapado con una reconfortante manta. Y eso es lo que él estaba sintiendo, ese calor tan agradable...-¿Necesita ayuda, profesor Fallbrook?-Inquiere mirándole. Es algo sin precedentes, pues éste no es el típico muchacho que se queda por gusto a ayudar a los profesores. Es más, si puede, les crea más trabajo... ¡Para algo les pagan!

Tiembla como si fuera una hoja azotada por el tenue viento de la mañana. Ya se va...Sin el pelo de por medio, sus ojos, otrora rebeldes y desafiantes, lucen dóciles, con infinita humildad. Realmente este profesor ha conseguido hacer mella en él, llamar su atención. No le ha tratado mal, no le ha juzgado como un muchacho problemático salvo por lo que él mismo le ha contado. Ésta vez ha sido diferente, se ha mostrado amable y abierto, e, incluso, ha conversado con él de cosas personales. ¡Con él!
-Ah, claro, supongo que es un dato a tener en cuenta. Tal vez mañana busque el horario y vaya a su clase...-Comenta flojito, casi sin voz. Está tan sorprendido, tan ensimismado, tan... ¡enfadado! ¿Cómo ha podido dejarse engatusar por un mentor así? ¿Cómo ha sido tan idiota de mostrarse vulnerable? El beso en la frente corta sus pensamientos de golpe, los acalla de un plumazo. No se sonroja, pero tampoco se mueve del sitio...- Uh... Esto... Sí, ya... ya nos veremos, profesor Fallbrook...-Levanta la mano para despedirle, como si fuera un crío de parvulario.- Adiós...   

Se queda un rato en el jardín para retener en su memoria cada detalle de lo que le rodea, recibiendo con agrado cada sensación; el olor de las flores entremezclado con la pureza del aire y la poca esencia de hombre que puede haber ahí, el sonido del batir de los árboles, el sabor agridulce de ese instante, el tacto de lo que no ha llegado a tocar... Pero sigue, en cierto modo, enfadado. Eres un tonto... Evan jamás te lo perdonaría. Si te viera, se reiría... ¡y a mandíbula batiente!A veces le gustaría autodesconectarse.

Vuelve al pabellón antes de que sea demasiado tarde como para que le imputen un castigo