Un nuevo destino

Kuro y yo habíamos arribado ya a nuestro nuevo hogar, miré a Kuro y despues el recinto no era nada del otro mundo puestos a decir que ya había estado en un seminario parecido pero no consiguió terminarlo- Bueno, entremos ¿no Kuro? -Le pregunté a mi perrito y entramos con las maletas, nos asercamos a la recepción y vemos que no está el encargado para atendernos por lo que me recargé contra la pared con Kuro en mi espalda.

Desde que había llegado a este lugar no había parado en un lugar en concreto, siempre dando vueltas de aquí para allá sin decidirme a estar en ningún sitio, me sentía incomodo, esto no era lo mío, yo no creía en Dios, no sé aún como es que me dejé arrastrar hasta aquí.

Mientras iba en otro de mis paseos sin dirección especifica pasé por la dirección, o eso creo, veo a un chico recargado en la pared que parece algo perdido, me acerco, algo reticente, pero igual lo hago hasta que él nota mi presencia.

-Hola, ¿necesitas ayuda?-consulto al mirarlo al rostro.